sábado, 19 de noviembre de 2011

CARTA AL PRESIDENTE DE LA REÚBLICA DEL MAYOR GENERAL FAP CARLOS ORDÓÑEZ VELÁZQUEZ

Señor Presidente:
A pocas semanas de asumir el mando como Presidente Constitucional de la República, a mediados del mes de Setiembre más precisamente, usted asistió a recibir y rendir honores a dos oficiales de nuestro Ejército abatidos en Acto del Servicio en la zona del VRAE.

Con esa acción real y sentida, usted demostró la enorme diferencia entre un verdadero Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional, distanciándose de aquellos fantoches que inflaban sus pechos empuñando el bastón de mando -inmerecido por cierto- en ceremonias castrenses pero que, después de ellas, se olvidaban de su responsabilidad como tales y sólo supieron maltratar a sus miembros mofándose de sus requerimientos esenciales.

Usted ha sentado un digno precedente. Usted ha comenzado su gobierno con una acción de estadista: el reconocimiento de la Nación -a la cual usted personifica- a sus defensores y mártires. Ese es un comportamiento que no tuvieron los presidentes que lo antecedieron en los últimos 30 años (por lo menos), con los miembros de las fuerzas del orden que, a lo largo de la historia reciente, han ofrendado sus vidas en cumplimiento de su misión constitucional y en defensa del Estado de Derecho y la democracia.

Mis respetos por ello.
Sin embargo Presidente, creo necesario hacerle saber mediante esta carta abierta, algunas situaciones de la Seguridad Nacional y problemas de la gran familia militar - policial que todavía no tienen solución, aspectos que usted ofreció solucionar en su mensaje de toma del mando de la Nación.

Usted sabe Presidente, que rendir honores a nuestros mártires es bueno pero no es lo único que se puede y debe hacer por las Fuerzas Armadas y por su personal. Es más, lo ideal sería que usted recibiera a las tropas que regresen victoriosas después de haber vencido al enemigo. Pero eso no va a ser posible hasta que no exista una decisión política coherente que, no sólo permita un equipamiento adecuado de nuestras tropas, sino que exista un enfrentamiento integral de todo el aparato estatal en los campos social, económico y político que deje sin respaldo a las huestes narco terroristas. Pero el asunto de la Seguridad Nacional abarca mucho más que lo mencionado en el frente interno. En ese sentido, veamos primeramente cuál es la situación operativa de nuestras fuerzas armadas.

La Operatividad de las FF.AA. y de la Policía Nacional
Durante las tres últimas décadas, los presidentes que lo antecedieron abandonaron la Defensa Nacional a tal punto de dejar al país en un estado de indefensión sólo comparable a los años precedentes a la Guerra del Pacífico. Usted sabe los terribles resultados que nos trajeron en los años precedentes a esa guerra, la improvisación de nuestros gobernantes, el abandono total a la Marina y el Ejército de ese entonces, la corrupción pública, la rapiña de nuestros funcionarios y la nula conciencia de los ciudadanos acerca de la seguridad y defensa nacional. Ya lo decía el insigne Don Manuel González Prada quién, en razón de lo acotado afirmó en sus Pájinas Libres: “En la guerra con Chile no sólo derramamos la sangre, exhibimos la lepra”.

Ciento veintisiete años después de esa infausta guerra, estimo -por cierto- que no debemos esperar que tamaña calamidad nos ocurra nuevamente. Y esto lo digo porque acabamos de ser testigos de la demostración de fuerza de las FF.AA. chilenas en su frontera norte y donde el Presidente Piñera ha afirmado categóricamente que sus Fuerzas armadas están listas para defender su territorio y su mar, en clara alusión a los resultados de la demanda peruana por la frontera marítima en La Haya, cuyo resultado se dará en el 2012 o a más tardar el 2013.

Sobre el particular me permito recordarle que, como Presidente de la República, usted ha recibido el encargo y deber constitucional dispuesto en el artículo 118º de la Constitución de “Adoptar las medidas necesarias para la defensa de la República, de la integridad del territorio y de la soberanía del Estado”. Es una gran responsabilidad, lo sabemos. Ese deber constitucional fue incumplido por sus antecesores y deberán responder ante el país, pero usted señor presidente, tiene que comenzar, sin dilación alguna, a tomar las primeras medidas. Las Fuerzas Armadas, y eso no es ningún secreto, están disminuidas en su capacidad operativa y ni qué decir de su capacidad disuasiva. Basta leer revistas especializadas que circulan a todo nivel, comentando el tipo de armamento en cada país y su operatividad. No hay que ser agente secreto o espía para saberlo.

La capacidad operativa, como usted bien conoce, no implica solamente poner “operativos” nuestros aviones de combate, nuestras fragatas y submarinos, así como nuestros tanques. La operatividad de nuestros aviones de combate, por ejemplo, no debe sólo implicar poder levantar vuelo, hacer algunas maniobras y luego aterrizar. Nuestras aeronaves de combate deben estar en capacidad de hacer frente a la amenaza enemiga pero con altas posibilidades de éxito, y para ello no basta devolverles sus capacidades mínimas; lo que se requiere Presidente, es su actualización (upgrade) o actualización con sistemas modernos de navegación, ataque y defensa. Esto, tiene que conseguirse a la brevedad. Algo se ha avanzado felizmente, por el empuje de nuestro personal y de algunos de nuestros Comandos, pero no es suficiente aún.

No escapará a su criterio de soldado de la patria, que esa capacidad operativa no corresponde solamente a la plataforma de combate (aeronave, buque o tanque), sino que tiene que ver principalmente, con el entrenamiento y preparación de las tripulaciones, es decir del personal que tiene la responsabilidad de enfrentar con éxito al enemigo, y en eso Presidente, hemos perdido mucho.

En los últimos años, por falta de interés y apoyo de los gobernantes de turno, los presupuestos para el mantenimiento y operación de las aeronaves, buques, tanques y otros equipos de defensa, han sido reducidos drástica e irracionalmente llevándolos a niveles ínfimos. Esta “falta de operatividad material” ha traído como consecuencia que el personal tripulante especializado vaya perdiendo la destreza necesaria, obligando a las instituciones a mantener una mínima operatividad de entrenamiento del personal, hasta que algún gobierno reaccione y otorgue los medios económicos necesarios que permitan recuperar los niveles de operatividad requeridos. ¡Una plataforma de combate no es nada sin personal capacitado y entrenado debidamente!

Esta situación ha traído además como consecuencia que, la falta de incentivos profesionales, es decir, el no poder desarrollar las actividades operativas para lo cual ingresaron a su institución, sumado a la falta del incentivo económico por unos sueldos o salarios incompatibles con la característica de sus funciones militares, el personal calificado se haya visto obligado a pedir su pase al retiro para ir a trabajar en empresas privadas. De esa forma, por la irresponsabilidad de los gobernantes de turno, el país está perdiendo pilotos de combate y de transportes, oficiales ingenieros, marinos calificados, así como personal subalterno altamente calificado. Lo más preocupante es que oficiales y suboficiales jóvenes no ven en el horizonte cercano, la posibilidad de ejercer su carrera a la cual accedieron por su vocación de servicio a la patria, por lo cual han tenido que tomar esa decisión.

Debemos recordarle respetuosamente que, en su mensaje a la Nación al tomar el mando supremo, usted afirmó que: “En cuanto a la Defensa nacional, en primer lugar queremos recuperar la moral de nuestras Fuerzas Armadas y equiparlas de forma adecuada”, por ello estamos seguros de su sincera voluntad para recuperar nuestra capacidad operativa; sin embargo, ha trascendido que en la actualidad habrían, por ejemplo, unidades aéreas que teniendo aviones disponibles, no pueden desarrollar sus operaciones aéreas por falta de combustible. Igual situación estaría sucediendo en la Marina de Guerra y el Ejército. Eso no puede ser posible señor presidente. Entendemos que esta situación financiera la habría heredado de Alan García, pero estamos seguros que su decisión política debe poder solucionar este problema que no tiene que ver con falta de fondos, sino con erradas posiciones políticas del MEF, ya que todo parecería indicar que el Ministro de Economía y Finanzas no tendría la más mínima intención en procurar y luego transferir los fondos respectivos. Parece que en esas instancias no se entiende que cada día, cada semana o mes que se pase sin volar se va perdiendo la operatividad. No permita eso presidente, ordene usted a los funcionarios del Ministerio de Economía y Finanzas que se cumpla con la asignación y transferencia de fondos, y si no lo hacen en forma oportuna, pues destitúyalos. ¡Dinero no falta, lo que falta es la voluntad de hacerlo!

Nuestro deseo es que se tomen las acciones oportunas y que no nos vuelva a suceder lo que pasó en 1879 con el presidente Mariano Ignacio Prado saliendo a última hora a tratar de conseguir lo que no se hizo en su momento. ¡Y vaya lo que nos costó esa derrota!

El problema de los salarios y pensiones del personal de las FF.AA. y de la PNP.
Por otro lado, ahora que se ha visto claramente la importancia del personal de las FF.AA. y la PNP, veamos lo correspondiente a un problema que data desde la administración Silva Ruete como Ministro de Economía y Finanzas de la Segunda Fase del gobierno militar, es decir un problema que data de más de treinta años: los salarios y las pensiones del personal de las FF.AA. y de la PNP.

Sobre este rubro se ha escrito y se ha dicho mucho en los últimos tiempos. El personal está cansado, en realidad está harto del discurso político. Cada vez que se escucha alguna promesa al respecto nos viene a la memoria la detestable figura del ex gobernante García Pérez que, en campaña electoral primero y luego cada 28 de julio, ofrecía solucionar el problema de salarios y pensiones pero finalmente terminaba desdiciéndose de lo dicho y, lo que es peor, trataba de forma humillante a los miembros de las fuerzas armadas.

En este punto permítame recordarle nuevamente, lo que usted afirmó en su mensaje el 28 de julio al tomar el mando de la Nación: “Se reformará el sistema remunerativo de las FFAA buscando cerrar la brecha salarial que existe entre los distintos grados. Esto se hará salvaguardando la obligación que tiene el Estado de honrar el pago de pensiones, que es un derecho fundamental consagrado. Mantendremos la pensión renovable y realizaremos ajustes salariales graduales”.

Esa promesa fue tomada muy seriamente por el personal de las fuerzas del orden que vieron en usted a una persona totalmente diferente al mitómano García Pérez. ¡Confiaron en usted, presidente!

Sobre los salarios y pensiones existen importantes trabajos profesionales de sendas comisiones de los Ministerios de Defensa y del Interior, con estudios actuariales realizados por profesionales de alta capacidad. Lo que sucede es que el MEF ha sido manejado en los últimos años por gente que sólo piensa en el mercantilismo y en sus propios intereses. Muchos de esos funcionarios están aún enquistados en Economía y Finanzas y son los que vienen presentando observaciones absurdas poniendo obstáculos a las propuestas que vienen actualizándose ya varios años.

Sabemos de los denodados esfuerzos de nuestro Ministro de Defensa y sus asesores para presentar una propuesta razonable y realista, la misma que se ha estrellado con el muro de la indiferencia y la soberbia del ministro Castilla y sus cuadriculados funcionarios.
Ahora que ha sido aprobado el Presupuesto para el 2012 podemos ver que teníamos razón al dudar del hombre de confianza de Mercedes Araoz y de Alan García, el ministro Castilla quien, a pesar de ser hijo de un Vicealmirante de nuestra Marina de Guerra, no tiene el más mínimo empacho de atentar contra los derechos adquiridos de los miembros de las FF.AA. y de la PNP a quienes usted prometió defender sin titubeos ni dubitaciones.

Presidente: El Ministro Castilla no puede señalarle a usted el camino a seguir en este punto. No deje que este personaje, digno representante de la administración del felón García, le señale aspectos que usted como soldado, conoce mucho mejor.

Esos funcionarios que, al igual que los ex ministros Aráoz y Benavides, se oponen a la nivelación de salarios y pensiones. A estos mismos que, por defender nuestra pensión renovable, llamada cédula viva, nos dicen que buscamos privilegios, yo les digo: ¿Privilegios? ¿Saben acaso de lo que están hablando?

A estos funcionarios de escritorio, profesionales de la calculadora y la laptop, expertos en sus propios intereses, en sus ganancias y sus puestos asegurados en alguna transnacional, yo les propondría lo siguiente:

-Intercambiar su privilegio de asistir a una oficina con todas las comodidades, cafecito inglés y aire acondicionado, por nuestro privilegio de estar durante meses en un puesto frontera en el Putumayo a 35º grados de temperatura como mínimo, o un puesto de vigilancia en el altiplano con -10º grados, sin ninguna protección más que la que pueda proveerse a sí mismo.

- Intercambiar su privilegio de saber que al terminar sus horas de labor podrá ir a su hogar, abrazar a sus hijos y a su esposa, por nuestro privilegio de no tener límites de horas de trabajo riesgoso o de saber que a cada paso patrullando por territorio inhóspito puede haber una mina anti personal que pueda dejarnos sin piernas para caminar o sin brazos para abrazar.

- Intercambiar su privilegio de llegar a su domicilio en un automóvil de lujo blindado y con patrulleros de escolta para su seguridad, por nuestro privilegio de -quizá- regresar algún día donde nuestra familia, pero en una carroza negra y dentro de un féretro para ser trasladados hacia el camposanto del olvido.

Por eso, a los funcionarios del Ministerio de Economía y Finanzas, que se rasgan las vestiduras hablando que todos debemos ser iguales y que los militares no debemos tener privilegios, yo desearía para ellos que algún día tengan el privilegio de tener un hijo, un esposo o un hermano en zona de emergencia, incomunicados por meses con su familia y que, diariamente se encuentren en la incertidumbre de saber si su hijo, padre o hermano habrá terminado el día sano y salvo o si, por el contrario, recibirán en cualquier momento al comisionado que les hará saber que su hijo, esposo o hermano, ha muerto en acto del servicio y que nunca más lo verán. Mientras estos funcionarios no vivan esa nuestra realidad o no la vivan de cerca, no van a cambiar su sesgada visión. Tal vez sería bueno que se les invite a acompañar una patrulla real (no un reality) por sólo quince días, a ver que nos dirían después. En ese caso les recomendaríamos lleven varias mudas de ropa interior y de pantalones, ya que no podrán llevar su aire acondicionado o su frigo bar.

Señor Presidente, le pedimos que no escuche usted los cantos de sirena de los funcionarios de Economía y Finanzas y que, emulando a Ulises, el héroe homérico, se ate usted al mástil del patriotismo y la justicia, y evite caer en las aguas del mensaje mercantilista de aquellos funcionarios que creen que un país es sólo el reflejo de sus indicadores macro económicos.

Por eso señor Presidente, sin mayor dilación, creo que usted debería tomar la decisión política de hacer justicia al personal militar-policial en actividad y en retiro aprobando la propuesta de homologación de sueldos y pensiones, así como la recuperación de la Caja de Pensiones Militar Policial cuya situación de falencia económica es producto, como usted sabe, de la deuda del Estado que además de no efectuar el aporte correspondiente como empleador durante varios años, también dispuso populistamente mediante normas adicionales, la inclusión de personal civil no aportante, sin proveer los fondos con los cuales atender a esos nuevos pensionistas, los que ahora cobran su pensión con nuestros aportes, sin corresponderles pertenecer a La Caja.

También es bueno señor presidente que se entere usted que los actuales pensionistas de la CPMP vienen teniendo problemas para el cobro de sus pensiones ya que cada mes se tiene que esperar que el Ministerio de Economía y Finanzas “se digne gestionar” el respectivo Decreto de Urgencia para la transferencia de los fondos correspondientes que cada mes se retrasan más días que los meses anteriores. La fecha del depósito de las pensiones era normalmente los días 18 de cada mes. Ahora ya no se sabe, depende de la “voluntad” de los anquilosados funcionarios de dicho ministerio.

Finalmente señor Presidente, es inconcebible que aún permanezca como miembro del Directorio de la CPMP el funcionario del MEF José Villena Petrosino, autor del malhadado Decreto de Urgencia Nº 013-2011 mediante el cual el gobierno de García Pérez pretendía “otorgar” un préstamo para el pago de las pensiones pero a cambio de colocar en un fideicomiso a cargo del MEF todo el patrimonio inmobiliario de la CPMP, es decir el Estado iba a pasar de deudor a acreedor de La Caja. El señor Villena Petrosino fue colocado en ese cargo como representante del MINDEF a instancias del ministro Benavides, por el incompetente ministro Thorne en reemplazo de la Sra. Graciela Ortiz Origgi que tuvo el valor de negarse a aceptar la imposición de dicho decreto de urgencia como representante del MINDEF ante La Caja. Creo que se deberían dictar las disposiciones del caso a fin que el quintacolumnista Villena Petrosino sea removido de ese cargo, en donde para colmo de males, viene cobrando sus dietas como miembro del directorio de La Caja con el dinero de los aportantes y pensionistas de las FF.AA. y de la Policía Nacional.

¿Juzgamiento a los Comandos de la Operación Chavín de Huantar?
Últimamente ha salido a la luz la posibilidad que se pretenda abrir un nuevo juicio a los comandos de la operación de rescate militar más exitosa del mundo entero, más exitosa incluso que aquella llevada a cabo por comandos israelíes en la lejana Uganda. Sabemos que este inconcebible juzgamiento se daría por recomendación de la CIDH y con el beneplácito de las ONG’s caviares que dicen defender los derechos humanos, pero lo que hacen es lucrar con el sufrimiento de las personas y reconocerles esos derechos sólo a los que piensan como ellos.

En este punto suscribo los siguientes términos utilizados por el diario decano en su editorial del día 29 de Octubre: “La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha osado pedir a nuestro país que juzgue nuevamente a los 140 heroicos comandos de la exitosa operación Chavín de Huantar. Es decir, al grupo de hombres que en 1997 arriesgó su vida para rescatar a los rehenes que la banda criminal MRTA retenía en la casa del embajador de Japón. (…) La propuesta de la CIDH revela ignorancia supina y contrabando ideológico de su conocida postura contra las instituciones latinoamericanas. También ha generado rechazo en un país que valora la acción del Ejército en el rescate de aquellos 72 rehenes, que no corrieron la suerte de ser liberados tempranamente (…) Corresponde al Gobierno desestimar la propuesta y hacer prevalecer los fallos de la justicia nacional. (…) Desde que el Perú retornó al seno del sistema interamericano ha sido respetuoso de las competencias de la CIDH, pese a algunas declaraciones inaceptables para un país que ha sido víctima del terrorismo. Este caso, sin embargo, no puede tolerarse. El Perú no tiene por qué arrodillarse ante un pedido que tiene más de política que de búsqueda de la verdad y la justicia”. ( el subrayado es mío).

Presidente, recuerde que antes de ser político, es usted un soldado de la patria. Y yo no creo que usted permita semejante monstruosidad. Sin embargo, a pesar de las primeras aseveraciones del Ministro de Justicia de que no era cierto que se pretendiera juzgar a los comandos de la Operación Chavín de Huantar, un día después de su presentación en el Congreso, Francisco Eguiguren reconoció que el pedido de la CIDH incluye a los comandos. Es más, especialistas en Derecho Internacional Público han aseverado que, solicitar una prórroga -como lo ha hecho la cancillería- implica necesariamente el allanamiento a las recomendaciones de la CIDH. Si eso es así, significaría que algún alto funcionario no ha asesorado debidamente a los responsables de este rubro, y creo que sería recomendable su remoción, así como sería también urgente, diseñar y ejecutar una estrategia legal para evitar semejante despropósito.

Señor Presidente, creo que usted ha iniciado muy bien su gobierno pero hay asuntos como los mencionados líneas arriba que no pueden esperar más tiempo.

El estado de indefensión de la Nación, el abandono de la Seguridad y Defensa Nacional mediante políticas que han dejado diezmadas a las fuerzas del orden, y lo que es peor, las continuas vejaciones y la humillación a su personal negándoles sus más básicos requerimientos, es algo imperdonable en los gobernantes que le antecedieron, pero aun así, eso se puede entender, pues se trata de gente como García Pérez que no tiene la más mínima talla de estadista, no tiene conciencia cívica o moral y menos entiende lo que es la Defensa Nacional.

Usted, señor presidente está comenzando recién su mandato constitucional y la gran diferencia es que usted es un Comandante de nuestro Ejército y lo será siempre. Usted -creemos- no traicionará la confianza del país y de sus Fuerzas Armadas, pues su norte deberá ser tratar de estar a la altura de presidentes como el Mariscal Ramón Castilla que, con su visión de gran estadista, nunca descuidó a sus Fuerzas Armadas pues, de esa forma, lo que estaría descuidando sería la Seguridad de la Nación.

Cordialmente,
Carlos Ordóñez Velázquez
Mayor General FAP
DNI 43314159

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