viernes, 24 de julio de 2009

ACIDEL EN LA INVESTIGACIÓN CIENTIFICA

Desde los Archivos de la Academia Científica de Investigación del Delito ACIDEL, les narramos a continuación el esclarecimiento de un homicidio, mediante la investigación técnica científica del delito.

LA POLICIA DE INVESTIGACIONES APLICA CONOCIMIENTO TÉCNICOS CIENTÍFICOS DESDE EL INICIO DE SU FUNCIONAMIENTO

UN CASO DEL AÑO 1930
La mañana del 25 de junio de 1930, llegó a la casa pensión de la Calle Concha situada a la altura de la tercera cuadra del Jr. Ica en el centro de Lima, un pasajero de buena presencia, acento extranjero, muy bien vestido, que causó grata impresión en la propietaria, con lo cual no hubo impedimento para rentarle una habitación por la suma de S/ 40.00. Al hacer el trato, el sujeto se retiró del lugar indicando que posteriormente traería su equipaje; que efectivamente, poco después, retornó al local portando dos maletas, que luego de dejarlas en el interior de cuarto, salió del mismo asegurando la habitación con un candado, y se despidió diciendo: "vuelvo en seguida"; no retornando jamás.

Los días transcurrieron, hasta que un 1° de julio del mismo año, tanto los pensionistas como la propietaria del local, al transitar por las inmediaciones del cuarto alquilado por el extranjero, percibieron un olor putrefacto que expedía este; lo que determinó que la propietaria se comunique telefónicamente con la Primera Comisaría de Monserrate. Al llegar a la pensión el Capitán Comisario, observó a través de una ventana superior que no había persona alguna al interior de la habitación, sólo dos maletas que se hallaban en en el piso; por lo que procesió a violentar la puerta de acceso y al aperturar una de las maletas, halló el tronco de un cuerpo humano decapitado con las extremedidas superiores unidas; vestía un saco de casimir oscuro y un chaleco de la misma tela. En la otra maleta se encontró la cabeza y las extremidades inferiores, dobladas de manera tal que cupiera dentro de ella.

Luego del macabro hallazgo, el Capitán Comisario procedió a dar cuenta del hecho y comunicar al Juez Intructor de Turno. De inmediato se hizo presente en la pensión el Inspector General CIVI Dr. Bernardo Fernández Oliva de la Jefatura de Investigaciones, quién acompañado del personal pesquisa de la Brigada Criminal al mando del Comisario CIVI Juan Benavidez Franco, procedieron a iniciar las investigaciones pertinentes. Al traslado del cadáver a la Morgue de Lima, se observó en la necropsia que se trataba de una persona de sexo masculino, de aproximadamente 30 años de edad y una estatura de 1.65 mts; en la cabeza presentaba en la parte izquierda del frontal una fractura que mostraba la masa encefálica al descubierto producido por un arma contundente.

Al practicársele un registro minucioso de las prendas de vestir, así como en las maletas donde se percibió un olor alcaloide, posiblemente amoniaco, no se hallaron documentos de identidad, por lo que se dedujo que el victimario las habría retirado para evitar su identidad; lográndose sí, ante una acuciosa búsqueda por los Detectives de la Brigada Criminal, hallar en uno de los bolsillos del chaleco, un recibo sin nombre por la compostura de un reloj expedido por una relojería de la Calle Pescadoría; como también, otro comprobante por la confección de un terno en la Sastrería "Mavila" de la Calle Palacio, en el cual aparecía el nombre de Marcelino Dominguez.

Se dispuso, en aquella oportunidad, que el Vigilante CIVI César BAZALAR MONTES (Mártir Institucional, que pocos años después perdiera la vida en cumplimiento del deber, a manos del delincuente Eduardo Arnao Pérez) se hiciera cargo de procesar los indicios hallados en la víctima. Aberiguando que, en la relojería no proporcionaron mayores referencias; pero en la sastrería "Mavila", su propietario relató importantes características de la persona que solicitó la confección del terno, indicando que éste tenía acento extranjero, alto y de conflexión robusta, que vestía elegante. En relación a las maletas, se estableció que fueron adquiridas en la calle Polvos Azules, sin mayores datos sobre el particular.

Como en otros casos, se recurrió a la prensa como medio más expeditivo para tratar de identificar, por medio de familiares y amistades del tal Marcelino Dominguez como probable víctima; se esperó varios días, empero con resultados negativos. Mientras tanto, los detectives teniendo como referencia el acento extranjero de la persona que solicitó el servicio en la sastrería "Mavila", orientaron la búsqueda en la Sección Extranjería, revisando los manifiestos de pasajeros, a fin de hallar algún pasajero que responda a este nombre; también con el mismo resultado. Sin embargo, en los manifiestos de alojados en hoteles, se comprobó en el registro del "Hotel Comercio" de la Calle Pescadería, se encontraban consignados dos personas de nacionalidad española de nombres: Genaro Ortiz y Marcelino Dominguez. Con esta valiosa información, se efectuó un minucioso registro de la habitación que ocupaban estas personas, no hallándose otras evidencias que unas pequeñas manchas de sangre en el techo y en una de las paredes del cuarto junto a un catre; cuya pericia determinó que se trataba de sangre humana.

Sometidos a interrogatorio el administrador y empleados del hotel, se estableció que uno de los pasajeros había tomado la decisión de irse a vivir en la ciudad, permaneciendo tan sólo uno de ellos en sus instalaciones. Que la características de éstos, una coincidía con la proporcionadas en la satrería "Mavila" referente a Marcelino Dominguez, y la otra correspondía a Genaro ortiz, con lo narrado por la dueña de la pensión de la Calle Concha.

Con esta nueva información, se solicitó nuevamente el apoyo de la prensa para localizar el paradero de Genaro ortiz; y es así, que una meretriz de alias "Aleja" de una casa de tolerancia en el distrito de Breña, proporcionó cierta confidencia al Inspector General CIVI Dr. Fernandez Oliva, a quién hizo entrega de una tarjeta de visita en la que figuraba el nombre de Gnaro Ortíz; manifestando ella: "que en una noche de juerga y hallándose en estado de ebriedad me entregó la tarjeta". La mujer también describió las características de este sujeto, que coincidían con las proporcionadas por los empleados del "Hotel Comercio" y la dueña de la pensión de la Calle Concha. Además informó que un chofer, amigo de ella, había sido quién condujo a éste al lenocinio donde laboraba; por lo que se le invitó a élla asistir al Gabinete de Identificación, a cargo del vigilante CIVI José Reyes Alva, a efecto de revisar el album de choferes de servicio de plaza (taxis), que en aquellos años existía uno bien completo, con los datos de todos los integrantes de este gremio.

El Vigilante CIVI César Bazalar Montes prosiguiendo con las diligencias encomendadas, tuvo la intuición de que Genaro Ortiz, por ser extranjero podría haber tratado de salir del país, por lo que orientó sus investigaciones hacia los consulados; es así, que al llegar al consulado de chile en el Callao, reconoce a Genaro Ortiz en una fotografía de pasaporte extendida a nombre de Juan Araya Guerrero de nacionalidad chilena. Lo que no se llegó a conocer de esta investigación, es de que medios se valió Gerardo Ortiz para agenciarse de la partida de nacimiento con aquella identidad, sorprendiendo al Cónsul para expedirle el pasaporte con esa nacionalidad. Conmstatándose con esta información, que el supuesto "Araya Guerrero" había abandonado el país por el Puerto del Callao con rumbo a Europa en el buque de bandera italiana "Durazzo".


Puesto en movimiento el trámite judicial, la Policía de Investigaciones, mediante cablegrama, solicitó la detención del sujeto "Araya Guerrero" cuando el barco anclara en el Puerto de Balboa en España; lo cual se consiguió el 10 de julio de 1930, permaneciendo detenido con su equipaje hasta que los detectives peruanos fueron a traerlo de retorno a Lima, recayendo la designación en los Oficiales Moisé Mier y Terán, Fernando Muñiz Pérez y César Bazalar Montes (El Mártir PIP).

Traído al país Genaro Ortiz, en presencia del Juez, relató que el móvil del crimen fue una discusión por el reparto de un botín, producto del robo de alhajas en Bolivia, ingresando ilegalmente al país por la frontera de Puno. Que efectivamente, el 24 de junio de 1930, después de almorzar sostuvieron una discusión con su compatriota en el interior de la habitación del tercer piso del "Hotel Comercio"; que al calmarse los ánimos, Marcelino Dominguez se recostó en el catre cerca a la pared quedando dormido, lo cual aprovechó Ortiz, para agenciarse de un martillo y propinarle el golpe en la cabeza, herida que produjo que emane mucha sangre y manche el piso y catre, procediendo a limpiarla con una toalla y un balde agua para no dejar restos hemáticos. Que una vez muerto su amigo y detenida la hemorragia, pensó como deshacerse del cadáver, ideando descuartizarlo, adquir dos maletas, para luego llevarlo a la pensión donde dejó abandonada a la víctima y huir del país con identidad cambiada. En relación al robo, se telegrafió a Bolivia, recuperando la agraviada las mencionadas alhajas.

Estaba escrito que este sujeto iba a seguir ocupando las páginas policiales en los medios de comunicación para la sorpresa de la atención pública. La condena fue por 20 años que la cumplía en la Penitenciaría de Lima del Paseo de la República, ubicada en aquel entonces frenye al Palacio de justicia; de donde el sujeto protagonizó una espectacular fuga con cierta ayuda del interior del penal, descolgándose por el muro usando sábanas amarradas que le fuera proporcionada sistemáticamente por una mujer de nombre Estela Puente, quién durante el proceso judicial se había convertido en su amante platónica. Una vez en libre, la mujer en cuestión lo alojó en casa de un homosexual llamado "La Chani" de la calle Francisco Pizarro en el Rímac. Empero no le duró por mucho tiempo su libertad, por que fue recapturado por los detectives de la Brigada Criminal que les seguía los pasos. Finalmente terminó su condena en el penal de la isla El Frontón.

EPILOGO
Este homicidio que acabamos de narrar, despertó la atención y el clamor del público de la época, y fue para la Policía de Investigaciones del perú uno de los mayores lauros profesionales y la demostración incontrastable de la eficiencia profesional y de la eficacia en el cumplimiento de la misión, la investigación científica del delito.

Se declara con orgullo que el descubrimiento del delito y captura del autor más alla de las fronteras, marcó una etapa dando un mayor dinamismo a la forma de trabajo "Técnico-Científico" que hasta entonces se venía aplicando para el descubrimiento de los delitos en la Policía de Investigaciones del Perú.

Sin lugar a dudas, la aplicación de las ciencias forenses en la investigación del crimen y por ende la participación de los peritos, serán indispensable en el esclarecimiento de los ilícitos penales.
La Academia Científica de Investigación del Delito ACIDEL, pone a disposición de los Juzgados, estudios de abogados y público en general, el asesoramiento de su personal especializado en todas las ramas forenses, contando para ello con profesionales Peritos Forenses.

COMENTARIO:
Yzha Whu nos dice...
Qué orgullo! saber de las hazañas logradas en la investigación por aquellas épocas. Mayor orgullo cuando mi padre se llama Abraham Bazalar Montes y guarda gran parecido con el mártir César Bazalar Montes. Algún parentesco tendremos no? Por YZHA WHU. a la(s) 18:26 el 02/02/12
ACIDEL responde...
Sin lugar a dudas por los apellidos podríamos decir que son hermanos, sin embargo la homonimia te da todo el derecho de sentirte orgulloso de que tu padre también sea un Bazalar Montes, como el Mártir de la Policía de Investigaciones del Perú (PIP)

1 comentario:

YZHA WHU dijo...

Qué orgullo! saber de las hazañas logradas en la investigación por aquellas epocas.
Mayor orgullo cuando mi padre se llama Abraham Bazalar Montes y guarda gran parecido con el martir Cesar Bazalar Montes. Algún parentesco tendremos no.