ALMIRANTE MIGUEL GRAU "EL CABALLERO DE LOS MARES"
Alfredo Palacios Dongo
Con ocasión de celebrarse el 190° aniversario de la creación de la Marina de Guerra del Perú y conmemorarse el 133° aniversario del glorioso Combate Naval de Angamos del 8 de octubre de 1879, es importante recordar la figura de nuestro gran Almirante Miguel Grau Seminario, no sólo como el héroe que a los 45 años, en la plenitud de su vida, se inmoló abordo del monitor “Huáscar”, dando muestras de un indiscutible heroísmo y dejando un legado de valor y sacrificio para todos los peruanos, sino también como un hombre de valores, de cuyo accionar se rescata un profundo mensaje de acción y de principios muy elevados.
El Gran Almirante del Perú es reconocido en todo el mundo como uno de los más importantes héroes navales de todos los tiempos. Su gran acto de heroísmo se basa en la convicción profunda que tenía sobre el deber y la entrega para con su patria. Aunque sabía que iba a enfrentarse solo contra una escuadra de 8 acorazados y que probablemente le esperaba la muerte a él y a su tripulación, así y todo salió a combatir con heroísmo y entrega total. Antes de la guerra, Miguel Grau expresaba:
“La Patria debe esperar todo del Huáscar. Aunque es un buque fuerte, no puede compararse a los acorazados enemigos. Morirá combatiendo. La Marina de Guerra presentará combate aunque no haya otra alternativa que la muerte. Os puedo asegurar que si el Huáscar no regresa victorioso, yo tampoco he de regresar”.
Miguel Grau se ganó el honroso titulo de “Caballero de los mares” porque no hizo escarnio del enemigo cuando lo venció y respetó su vida, salvó a los chilenos náufragos del “Esmeralda” e, incluso, rescató y entregó los restos de los caídos a sus familiares en Chile, evitando, además, la destrucción de poblaciones inermes. Las cartas que escribió en medio de la guerra no muestran una sola injuria hacia el enemigo.
Fue un demócrata a carta cabal. En 1872, a raíz del golpe de estado de los hermanos Gutiérrez, se pronunció en contra de esta inconstitucional actitud liderando un movimiento a favor de la estabilidad democrática y del orden constitucional. Como político, entre 1876 y marzo de 1879, fue diputado con una foja impecable, análoga a la desplegada en la escuadra, brindando al Congreso una de las actuaciones públicas más dignas que tenga memoria la vida republicana. Fue un hombre trabajador, honesto, respetuoso y solidario, que amaba al Perú.
La vigencia de su trayectoria, los valores que su vida refleja, son un conjunto de principios que dan consistencia y coherencia a las acciones de un grupo humano en el tiempo. Miguel Grau forja su personalidad al pie de firmes convicciones éticas, entre las cuales, la fidelidad al deber y el servicio a la nación, además de su valor, destreza y humildad, son expresiones naturales, son las raíces profundas que el Perú debe reforzar.
Nuestra población requiere seguir su ejemplo –particularmente los actores políticos que guían los destinos de nuestro país–, deben seguir su testimonio de vida e imitar permanentemente su liderazgo, su integridad, su rectitud, su honestidad, su desprendimiento y su amor a la patria.
Por su heroísmo y sus ejemplos de valores, la figura del gran Almirante convoca a los peruanos de todas las generaciones, es por eso que en 1984 al escenario de sus hazañas se le denomina, por Ley 23856, “Mar de Grau” y en el 2000 todo el Perú lo eligió, en forma espontánea, como el ”Peruano del Milenio”.
El historiador peruano Jorge Basadre Grohmann nos brinda un certero resumen sobre la personalidad y firmes convicciones éticas del Almirante Miguel Grau: “Fue un hombre comprometido con su tiempo, con su país y sus valores. Fue honesto y leal con sus principios, defendió el orden constitucional y fue enemigo de las dictaduras.
El Héroe de Angamos siempre estuvo en la línea de afirmación de las normas morales y las tradiciones de la República”. El heroísmo y los valores que nos legara el gran Almirante Miguel Grau, por su profundo significado, son una lección que perdurará en la memoria de los peruanos de todas las generaciones y que superará el devenir de los siglos.
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