NO PODIAMOS DEJAR DE REPRODUCIR ESTE COMENTARIO DE "EL COMERCIO"
Por: Juan Paredes Castro
Si un ministro o una ministra del Interior no se ocupa del horizonte de su sector, es decir de su sentido de rumbo, seguramente que lo va a perder.
En esta visión de los árboles y no del bosque, un ministro o ministra, si en verdad quiere tener éxito, debe invertir su chip: tendrá que parecerse, por ejemplo, al gerente general de una gran empresa, que marca el horizonte a seguir y los demás gerentes asumen puestos estrictamente ejecutivos y en operaciones.
El informe de la Defensoría del Pueblo sobre la desastrosa situación de la mayoría de comisarías del país nos regresa al viejo tema de quién manda arriba y quién más abajo. Por las descripciones conocidas, las comisarías evaluadas parecerían poco menos que pocilgas. Carecerían además de lo más elemental en su servicio a la comunidad. No están conectadas a las requisitorias fiscales y judiciales y, peor aún, a la red de identificación del Reniec. Ya no importa si son hombres o mujeres quienes las administran.
Creemos que la doctora Mercedes Cabanillas tiene condiciones para hacer las cosas bien. Pero ella no puede pretender ser al mismo tiempo la Ministra del Interior y la Jefa de la Policía Nacional. No puede estar pensando en el horizonte de seguridad del país frente a la amenaza del narcoterrorismo en el VRAE y paralelamente preocupándose de cumplir con una cuota de género en la conducción de las comisarías, cuando el denominador común de estas es que se desenvuelven casi en la miseria y no son capaces de espantar ni a los pájaros.
Todos los Ministros del Interior cometen el error de volcar sus energías al liderazgo propio en perjuicio del liderazgo del Director de la Policía que termina, muy orondo, pintado o colgado en la pared, ya ni siquiera de la fachada del edificio de Córpac, sino de su propia oficina.
No dudamos de que la doctora Cabanillas siga ganando popularidad en el llano policial, allí donde las papas queman. Pero este es trabajo del Director de la Policía. El suyo propiamente dicho es hacernos confiar en una seguridad interna a corto, mediano y largo plazos, procurando inclusive recursos que permitan sacar a las comisarías del estado deprimente en que se encuentran.
Por: Juan Paredes Castro
Si un ministro o una ministra del Interior no se ocupa del horizonte de su sector, es decir de su sentido de rumbo, seguramente que lo va a perder.
En esta visión de los árboles y no del bosque, un ministro o ministra, si en verdad quiere tener éxito, debe invertir su chip: tendrá que parecerse, por ejemplo, al gerente general de una gran empresa, que marca el horizonte a seguir y los demás gerentes asumen puestos estrictamente ejecutivos y en operaciones.
El informe de la Defensoría del Pueblo sobre la desastrosa situación de la mayoría de comisarías del país nos regresa al viejo tema de quién manda arriba y quién más abajo. Por las descripciones conocidas, las comisarías evaluadas parecerían poco menos que pocilgas. Carecerían además de lo más elemental en su servicio a la comunidad. No están conectadas a las requisitorias fiscales y judiciales y, peor aún, a la red de identificación del Reniec. Ya no importa si son hombres o mujeres quienes las administran.
Creemos que la doctora Mercedes Cabanillas tiene condiciones para hacer las cosas bien. Pero ella no puede pretender ser al mismo tiempo la Ministra del Interior y la Jefa de la Policía Nacional. No puede estar pensando en el horizonte de seguridad del país frente a la amenaza del narcoterrorismo en el VRAE y paralelamente preocupándose de cumplir con una cuota de género en la conducción de las comisarías, cuando el denominador común de estas es que se desenvuelven casi en la miseria y no son capaces de espantar ni a los pájaros.
Todos los Ministros del Interior cometen el error de volcar sus energías al liderazgo propio en perjuicio del liderazgo del Director de la Policía que termina, muy orondo, pintado o colgado en la pared, ya ni siquiera de la fachada del edificio de Córpac, sino de su propia oficina.
No dudamos de que la doctora Cabanillas siga ganando popularidad en el llano policial, allí donde las papas queman. Pero este es trabajo del Director de la Policía. El suyo propiamente dicho es hacernos confiar en una seguridad interna a corto, mediano y largo plazos, procurando inclusive recursos que permitan sacar a las comisarías del estado deprimente en que se encuentran.
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