viernes, 20 de mayo de 2016

TINTERILLOS DE LA INFORMACIÓN

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Escribe: Luciano Revoredo.- Cuando el periodismo se pone al servicio de intereses particulares por encima de la verdad, cuando se ejerce irresponsablemente dañando de modo intencional y con fines subalternos las honras de las personas, cuando el cuarto poder que es la prensa, se alquila, se vende o se somete a la influencia del dinero, la política o el poder, se está ejerciendo según la recordada y tantas veces citada sentencia de don Luis Miró Quesada “… el más vil de los oficios”.

Esta semana hemos tenido un ejemplo lamentable cuando el programa “Cuarto Poder” de América Televisión lanzó “oportunamente”, justo a la hora del debate técnico de la segunda vuelta, una terrible denuncia: Un sujeto que decía haber sido informante de la DEA sin aportar ninguna prueba más que su palabra, acusó a Keiko Fujimori de haber lavado quince millones de dólares a través de la compra de grifos con el congresista Joaquín Ramírez. Anuncia que ha grabado al cogresista diciendo esto. Pero para sorpresa de todos además dice que no tiene copia de la grabación. O sea, habla sin pruebas y debemos creerle algo tan grave. Los conductores del programa muy circunspectos y casi con tono paternalista advertían sobre los riesgos para el país.
En el reportaje participa un periodista colombiano de Univisión que va a verificar las denuncias a la misma DEA, pero para sorpresa nuestra lo atienden dos personas en la calle, si, en medio de la calle, los cuales no confirman nada, a lo que él dice esto es información oficial.
Todo este burdo tinglado viene acompañado de una gran movilización de odio en las redes sociales y de una caviarada alborotada y perturbada en todos los medios levantando el dedo acusador.
Al día siguiente el lunes la mayoría de diarios en grandes titulares vincula a Keiko Fujimori con el narcotráfico y el lavado de dinero y afirman categóricamente que la DEA la investiga. Ya lo decíamos, “…el más vil de los oficios”.
Esa misma tarde la DEA comunica que no está investigando ni nunca ha investigado a Keiko Fujimori.
Obviamente los diarios del martes no mencionan esto en las mismas proporciones con las que acusaron y difamaron, en algunos casos con intención y en otros llevados de las narices por el programa televisivo dominical.
El daño está hecho, nadie revierte a Keiko Fujimori esas 24 horas de infamia.
Uno recuerda entonces las palabras del gran maestro y periodista de verdad Ryszard Kapuscinski: “Antes, los periodistas eran un grupo muy reducido, se les valoraba. Ahora el mundo de los medios de comunicación ha cambiado radicalmente. La revolución tecnológica ha creado una nueva clase de periodista. En Estados Unidos les llaman media worker. Los periodistas al estilo clásico son ahora una minoría. La mayoría no sabe ni escribir, en sentido profesional, claro. Este tipo de periodistas no tiene problemas éticos ni profesionales, ya no se hace preguntas. Antes, ser periodista era una manera de vivir, una profesión para toda la vida, una razón para vivir, una identidad. Ahora la mayoría de estos media workers cambian constantemente de trabajo; durante un tiempo hacen de periodistas, luego trabajan en otro oficio, luego en una emisora de radio… No se identifican con su profesión”.
A lo que habría que añadir que como en el caso de los conductores de Cuarto Poder, muchas veces carecen de escrúpulos y de ética periodística y personal. Se espera que al menos conserven algo de dignidad o decencia  y en el próximo programa presenten sus disculpas a Keiko Fujimori.

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