El plan económico de Peruanos por el Kambio (PPK) lleva directamente al fracaso.
· Periodista
El plan económico de Peruanos por el Kambio (PPK) lleva directamente al fracaso. Pedro Pablo Kuczynski plantea ideas de relajo de la disciplina fiscal que traerían más problemas que los actuales y que no resolverían el problema del crecimiento.
El déficit fiscal es el resultado negativo del manejo de los ingresos y los gastos del gobierno. Tener déficit es deber dinero. El gobierno, sin embargo, no debe a sus empleados ni a sus proveedores. La cuenta de luz de los ministerios tiene que pagarse, y también los sueldos, por ejemplo.
Si no alcanza, y se paga, significa que se toma dinero de otro lado. Pagar esa cuenta siempre es problemático. Se paga a través de inflación, de impuestos, intereses o de nueva deuda.
La economía del Perú, a pesar de los muy malos gobiernos que hemos tenido, ha avanzado en las últimas dos décadas. La clave ha sido que ninguno de esos gobiernos rompió demasiado la disciplina fiscal.
Los niveles de deuda están en alrededor del 20% del PBI y el déficit se mantuvo en alrededor de 1% en los últimos cinco años, aunque se disparó a 2,2% el 2015.
Lo que correspondería es una corrección, o sea, una reducción del déficit. PPK plantea un aumento. ¿Para qué? Para gastar más.
El partido de Kuczynski también propone un aumento de la deuda. Creen que pueden llevarla hasta 30% del PBI, sin afectar nuestra clasificación de crédito.
El jefe del plan de gobierno de PPK, Alfredo Thorne, cree que, de ser gobierno, podrían manejar el déficit fiscal para arriba y para abajo. Hacia el 2019 estaría entre 2 y 3%, y de ahí lo bajarían hasta llegar al 1% hacia el 2021 (Gestión, 27/4/16).
El déficit no es tan fácil de amoldar como la plastilina. Una vez que se inician programas de gasto es difícil reducirlos. Una vez que se aumenta personal no es tan fácil reubicarlo. Una vez que se incrementan salarios no corresponde bajarlos. Los de PPK apuntan a las obras de infraestructura.
El señor Thorne cree que el déficit que ellos plantean es “financiable”. Prevé una reactivación “producto de este gran impulso de infraestructura y este gran impulso de una serie de otras inversiones que se van a realizar”.
El señor Thorne cree que el gasto alentará el consumo y este, el crecimiento. Con ese crecimiento se podría reducir el déficit.
Este esquema está basado en las buenas intenciones y en pronósticos de clima benevolentes. No es la mejor manera de hacer cuentas.
Ante la preocupación de los economistas por el problema fiscal, el señor Thorne tiene una respuesta realmente preocupante. “PPK, dice, goza de una credibilidad en el mercado internacional porque saben que cualquier expansión fiscal que él realice va a estar compensada por un compromiso a regresar al punto en el que habíamos iniciado”.
El señor Thorne basa sus proyecciones en lo que cree que vale la palabra del señor Kuczynski. Eso está bien para el ego del señor Kuczynski, pero está muy mal como presupuesto de política fiscal.
Adelantar gasto para estimular la producción es una política históricamente fracasada en el Perú. Más aún si a eso se suma una reducción de los ingresos fiscales, como cabe esperar de la promesa de reducir el Impuesto General a las Ventas.
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