lunes, 9 de febrero de 2015

“A nosotros Humala también nos traicionó”

“A nosotros Humala también nos traicionó”

  • Hablan militares en retiro afectados por la ley de pensiones aprobada y que discrimina negativamente a quienes se jubilaron antes de diciembre del 2012.-ADOFAIP.
 “Es una lástima que un comandante en retiro del Ejército se olvide hoy de sus camaradas de armas, de sus instructores, de sus técnicos. No sé si algún día (Ollanta Humala) pueda reunirse con ellos con la frente en alto, si pueda entrar con orgullo a su escuela. Nos ha traicionado a todos”, dice el coronel en retiro de la Fuerza Aérea del Perú Fredy Arias Portugal, de 63 años.

Hablan militares en retiro afectados por la ley de pensiones aprobada y que discrimina negativamente a quienes se jubilaron antes de diciembre del 2012.
“Es una lástima que un comandante en retiro del Ejército se olvide hoy de sus camaradas de armas, de sus instructores, de sus técnicos. No sé si algún día (Ollanta Humala) pueda reunirse con ellos con la frente en alto, si pueda entrar con orgullo a su escuela. Nos ha traicionado a todos”, dice el coronel en retiro de la Fuerza Aérea del Perú Fredy Arias Portugal, de 63 años. Es uno de los miles de militares en retiro afectados por la congelación de las pensiones ordenada por la administración Humala.
Sucede que cuando Humala era candidato se paseó por todas las asociaciones de militares y policías en retiro pidiendo su apoyo en las urnas. A todos les prometió no sólo respetar la pensión renovable sino, además, trabajar por un reajuste salarial justo. 
“En ese tiempo era ministra de Economía Mercedes Aráoz y ella estaba decidida a abolir la pensión renovable y a cerrar por dos años las escuelas militares. Decía que significaban mucho gasto para el país. Nosotros, alarmados, hablamos con Humala”, recuerda el vicealmirante de la Marina de Guerra en retiro Francisco Vainstein Borrani, de 80 años. “No se preocupen. Una ley se deroga con otra ley” –les respondió Humala– “Pero para hacerlo tengo que ser presidente”. Los pensionistas confiaron en el candidato nacionalista e hicieron campaña por él en su local de San Felipe, Jesús María.
La “pensión renovable” se aprobó en 1945, con el gobierno de José Luis Bustamante y Rivero, para compensar los bajos sueldos que recibían los militares durante los años de servicio. La ley, refrendada por Velasco en 1972, establece que la pensión del personal de las fuerzas armadas en retiro “varia en concordancia” con los aumentos que se hagan a los sueldos de los miembros activos.
En su primer discurso como presidente Humala se reafirmó en su promesa. “Queremos recuperar la moral de nuestras Fuerzas Armadas”, aseguró el flamante presidente en el Congreso. “Se reformará el sistema remunerativo reduciendo la brecha salarial que existe entre los distintos grados. Esto se hará salvaguardando la obligación que tiene el Estado de honrar el pago de pensiones, que es un derecho fundamental consagrado. Mantendremos la pensión renovable”, dijo entre aplausos el día de su investidura.
Las primeras sospechas se suscitaron cuando Humala nombro a Luis Castilla, viceministro de la Aráoz en el gobierno aprista, ministro de Economía. Las sospechas no tardaron en contar con argumentos sólidos. “Nos enteramos que él quería congelar a toda costa las pensiones de los miembros retirados de las fuerzas armadas y la policía. Luego nos enteramos que quiso convocar a una reunión de consejo virtual para discutir, bajo sus términos, una nueva ley de pensiones para nosotros. Hubo un gran pleito entre Daniel Mora y él. Pero Daniel Mora se fue del gabinete y al año siguiente se aprobó la ley de Castilla”, cuenta Vainstein.
El decreto ley aprobado en diciembre del 2012 por Humala ha creado tres sistemas de pensiones y sólo acepta aumentos para los oficiales y suboficiales que hayan pasado al retiro después de la promulgación de esta norma. Las pensiones de los más antiguos han quedado automáticamente congeladas.
 “Es discriminatorio”, dice el general de división EP en retiro Roberto Chiabra, de 64 años, que fue jefe de operaciones en el frente del Huallaga en 1993 y jefe de operaciones en el Cenepa en 1995.
“Nos están recortando la pensión a quienes hemos luchado contra  el terrorismo. ¿Cómo pueden ser tan miserables con los que hemos cargado con la defensa del país?”, se pregunta el vicealmirante en retiro Vainstein. “Nosotros hemos sufrido mucho. ¡Lo que hemos tenido que ver! Cuando mataban a nuestra gente le sacaban los ojos, los testículos y luego  los empalaban. Y el Estado nunca estuvo a la altura de las circunstancias. Cuando uno es joven no habla, pero ahora tengo claras las cosas. Cada vez que vencíamos militarmente a Sendero en algunas localidades, veíamos cómo pronto regresaba porque el Estado no era capaz de instalar comisarías en esos lugares, de construir hospitales, escuelas. Eran zonas olvidadas”, agrega.
Los militares en retiro han presentado una serie de demandas llegando, incluso, hasta la Corte Internacional de Derechos Humanos.
“El tema de las pensiones de los militares y policías debería ser visto como urgente y prioritario”, dice Chiabra. “Humala despertó las expectativas de los pensionistas militares cuando estaba en campaña y nos ha defraudado. La única oportunidad que le queda para cumplir con nosotros es en el último presupuesto (2016), que debe comenzar a armarse en julio. Cualquier cambio en la ley lo debe hacer antes”, explica. El general (r) agrega: “Quieren que el militar esté hasta en las calles cuidando a la gente de la delincuencia pero cuando se quiere hablar de mejorar nuestros sueldos o pensiones, nadie se acuerda de nosotros”.
Lo mismo sienten los miembros de la Alianza por la Reivindicación de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional (Adofaip). “El maltrato es permanente. Las autoridades no van ni al sepelio de los miembros de las FFAA y la PNP. Nos abandonan totalmente. Pero si muere un artista, un guitarrista, reservan el Museo de la Nación para velarlo. No es por desmerecer su oficio, pero nosotros arriesgamos nuestras vidas”, se queja el coronel FAP en retiro Fredy Arias Portugal, miembro de la Adofaip.
Describen lo que ha hecho Humala al congelar sus pensiones como un “golpe bajo”. “Para el personal de las FFAA y la PNP la pensión renovable era algo así como nuestro seguro de vida. Durante años hemos mantenido un sueldo miserable, poniendo en riesgo permanentemente nuestras vidas y la estabilidad de nuestras familias, pensando que nuestra vejez estaba asegurada”, dice Arias. A su lado los coroneles PNP Gualberto Ruiz Dávila y Jaime Vidal Berroa y el coronel EP Herbert López Valderrama, también miembros de la Adofaip, asienten mientras buscan en el libro de “visitas ilustres” de la asociación la firma de Humala.
“Aquí está”, dice el coronel EP Herbert López Valderrama, de 76 años, señalando la rúbrica. “Vino a pedir nuestro voto. Dijo que respetaría la pensión renovable pero todo era mentira. Humala ha aprendido muy rápido a ser político, a mentir”, añade Arias.
“Durante las tres décadas que estuve al servicio del país jamás tuve 30 días corridos de vacaciones”, recuerda y asegura que con estas nuevas condiciones, menos jóvenes van a postular a las escuelas militares.
“Se va a dar una fugar de talentos si no ofrecen mayores incentivos”, advierte el coronel PNP de Servicios Gualberto Ruiz Dávila, de 68 años. “Y cuando el personal activo tome pleno conocimiento de lo que pretenden hacer con sus pensiones, los más jóvenes van a pedir su baja cuanto antes. En la FAP vamos a perder a los mejores pilotos. Van a preferir irse a trabajar a las aerolíneas privadas. Todo lo que le ha costado al Estado su instrucción se va a ir al tacho por dar esa ley de Castilla”, añade Arias.
EL coronel FAP en retiro asegura que Humala fue más allá con su promesa: “nos prometió que haría cumplir el decreto 213 de 1990, que dice que un general debe ganar el 75% de la remuneración total de un congresista”.
“No es justo. Nos están recortando la pensión a los viejos que enfrentamos a las guerrillas del 65, a Ecuador en el falso Paquisha, al narcotráfico y al terrorismo en la época más dura, y a todos los policías que a diario le hemos hecho frente a la delincuencia organizada”, dice el coronel en retiro de la PNP Gualberto Ruiz.
“He pasado muchas penurias. En los ochenta, siendo mayor, había veces que no me alcanzaba para comprarme zapatillas. Pero me sacrificaba pensando en que mi vejez estaba asegurada. Esa es para muchos la única motivación a lo largo de nuestra carrera y ahora nos la están recortando”, agrega.
El coronel Jaime Vidal Berroa, de 77 años, perteneció a la antigua Guardia Civil de la Policía y ha sobrevivido a dos accidentes aéreos mientras estaba de servicio. “La primera vez fue en 1985. Me habían enviado a Mazamari, Cusco, con un grupo de compañeros a hacer un reconocimiento del territorio siguiéndoles la pista a unos narcotraficantes. Íbamos en una avioneta piloteada por un civil que no era muy experto en cuestiones mecánicas y había hecho mal un cambio. La avioneta comenzó a perder aceite en pleno vuelo y cayó. Felizmente no hubo explosión”, recuerda. La segunda vez fue al norte del Lago Titicaca. “Iba en un helicóptero del Ejército. Era más de la 1 de la tarde y los vientos eran muy fuertes. El piloto perdió el control del helicóptero, la hélice se destruyó, nos estrellamos”, cuenta. Esa vez estuvo doce horas desaparecido.
“Yo sufrí un atentado en 1986”, dice a su turno el coronel EP en retiro Herbert López Valderrama. El oficial hacía trabajos de inteligencia y era buscado por los terroristas. “Era la época en la que en Lima se caminaba por las noches con salvoconducto. Una noche gente del MRTA esperó a que saliera de un local policial para matarme. Me dispararon cuatro veces. Hasta hoy tengo una bala alojada en la tibia”, recuerda. 
Y asegura que si Humala ganó la segunda vuelta fue, en gran parte, gracias a ellos. “La diferencia con la otra candidata fue de 3 puntos porcentuales, unos 400 mil votos. Ahí estábamos nosotros”, dice el coronel López.
 Su pensión se ha congelado en 6,631 soles. Menos de la mitad de lo que gana un congresista y casi cuatro veces menos de lo que ganan algunos asesores del MEF que pueden llegar a recibir cerca de los 24,000 soles.
Chiabra agrega que lo que se está pidiendo al gobierno no es nada exagerado. “Es lo justo y lo legal”, dice. “Todo lo que pedimos es que dentro de una misma ley de pensiones no hayan tratos diferenciados, que no nos discriminen a los más antiguos. Pero no nos hacen caso. ¿Qué quieren, que paremos el país?”, pregunta indignado. Y agrega que los más perjudicados son los subalternos. “La pensión de un técnico supervisor antiguo se ha estancado en 2,120 soles. Están ganando incluso menos que un técnico de segunda que acaba de pasar al retiro”, explica. Y añade: “Los que acaban de pasar al retiro reciben 2,660 soles”. 
Chiabra afirma que de ponerse de acuerdo las quince asociaciones de pensionistas de las fuerzas armadas y de la policía harían una marcha mucho más grande que la de los “pulpines”. También asegura que el personal en actividad habría dado muestras de querer unirse. “A ellos les hemos pedido que se mantengan al margen. Tampoco queremos desestabilizar al país. Sería terrible”, advierte.

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