UN MOMENTITO POR FAVOR
19 años de segunda vida
Escribe: SAMONCHO
Uno
Hay fechas que no se pueden pasar por alto porque recuerdan acontecimientos impactantes y bien marcados en la vida de las colectividades humanas o en la experiencia individual. Muy difícil borrarlas de la mente y del corazón. Rememoran alegrías o tristezas, nacimientos o despedidas, amores o desamores, triunfos o derrotas.
Hoy, 22 de abril de 2016, estoy cumpliendo 19 años de mi segunda vida, gracias a los 148 arrojados comandos peruanos de la Operación Chavín de Huántar, quienes arriesgando sus propias vidas nos rescataron a los 72 rehenes de los terribles 126 días de incertidumbre que padecimos desde el 17 de diciembre de 1996 hasta el 22 de abril de 1997.
En aquel día histórico, que no debemos olvidar, no solo se puso fin al secuestro de los rehenes sino que se terminó con el sufrimiento y la angustia de nuestras familias. Más aún, la Operación Chavín de Huántar salvó a la sociedad y al gobierno peruanos de un insano y vil acto de chantaje terrorista; liberó a Japón de una terrible angustia por la vida de sus ciudadanos rehenes y de la posibilidad de una catástrofe en las relaciones peruano-japonesas; y dio al mundo y a la posteridad un ejemplo de alta preparación profesional, coraje, honor y patriotismo.
Dos
Todo honor, toda gloria y nuestra gratitud perenne a los comandos que ejecutaron esta extraordinaria operación político-militar que, por un lado, con hidalguía y lucidez el mundo aplaudió y admiró; pero, por el lado negativo, unos cuantos mezquinos peruanos le restaron calidad y hasta tuvieron la desfachatez de denunciar a los comandos como criminales ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por “delitos de lesa humanidad” (¿?).
¡Cómo se ha podido tener el desparpajo, históricamente inútil, de tratar de desmerecer y echar barro a una excepcional acción de guerra victoriosa, estrictamente de carácter militar, ejemplo reconocido internacionalmente que nos libró del fanatismo insano que creía ubicarse por encima del bien y del mal!
Hay mucha gente joven que ignora lo que fue el nefasto terrorismo desatado entre 1980 y 1996. ¿Saben los jóvenes nacidos después de los noventas de la acción delincuencial terrorista que padeció el Perú? ¿Saben que estos terroristas estaban convencidos de que no era conducta delictiva que “en nombre de la causa del pueblo” podían arrasar aldeas serranas completas; explosionar coches-bomba, asesinar autoridades (“es justicia popular”), cobrar cupos a comerciantes con el chantaje de protegerlos de su propia violencia (“es solicitud de cooperación ciudadana”); secuestrar, asaltar bancos, tiendas comerciales, buses interprovinciales, camiones y vehículos públicos y privados, emboscar a policías y tropas militares (“no son delitos porque se hace por el pueblo y para el pueblo”)?
Sin arrepentimiento ni vergüenza su escudo era la ideología y con ella cavaron su propia tumba. Cuando asaltaron la residencia del embajador del Japón sabían que era una acción suicida. Obnubilados lograron la toma de rehenes con un propósito chantajista que es, eso sí, uno de los más perversos delitos y crímenes de lesa humanidad.
El secuestro no solo hace padecer a la víctima sino a toda su familia por la incertidumbre fatal que desata, Si alguien es asaltado y asesinado produce un dolor inmenso que acaba con la resignación familiar; no se hace latente por un periodo largo. En el caso del secuestrado, el dolor de la terrible situación se extiende penosamente hasta la familia que es la que sufre más por la angustia terrible de no saber exactamente qué le está ocurriendo al rehén. Nosotros y nuestras familias lo padecimos más de cuatro meses, hora tras hora, día tras día.
Tres
Éramos 47 peruanos: 2 ministros, 5 congresistas, 5 viceministros, 6 jueces supremos, 8 militares, 16 altos oficiales policiales, un ex primer ministro, un embajador, un sacerdote y 3 civiles nikkei; 24 japoneses (13 diplomáticos y 11 empresarios) y un boliviano (embajador Jorge Gumucio).
De ellos 14 compañeros ya nos adelantaron en el viaje final: Jueces Carlos Giusti y Luis Serpa, general FAP Orlando Denegri, empresario Akira Miyashita, generales PNP Hugo Vera y Carlos Domínguez, coronel PNP Jorge Villacorta, señor Pedro Fujimori, sacerdote jesuita Juan Julio Wicht y los ingenieros Rodolfo Masuda, Carlos Tsuboyama, José Hamaguchi, Rodolfo Muñante y Jorge San Román.
Mi sentido homenaje y recuerdo vivo a los inmolados comandos Juan Valer y Raúl Jiménez.
En Chorrillos se ha levantado el Museo de la Operación Chavín: es la réplica de la exresidencia del embajador del Japón (Calle Thomas A. Edison 210, San Isidro) asaltada por los emerretistas. Ningún peruano debe dejar de visitar este museo que perenniza el homenaje de gratitud a a nuestros valientes soldados de la victoriosa y heroica gesta del 22 de abril de 1997. Hace 19 años.
Mi agradecimiento al Señor Samuel Matsuda por su honroso reconocimiento a los Comandos
Qué profunda alegría sentí al leer esta carta de agradecimiento hacia nuestros HÉROES DE LA OPERACIÓN CHAVÍN DE HUÁNTAR. Como lo dice muy claramente el Sr. Samuel Matsuda, esta operación militar ha sido admirada a nivel mundial, y denostada por los malos peruanos que imbuídos de sus teorías extremistas han hecho acusaciones falsas a los Comandos de esta operación.
Duele más el comprobar que las "autoridades" de nuestro País no han estado a la altura de lo que se esperaba de ellas, pues no solo no han sabido DEFENDER a nuestros Comandos que rescataron a los rehenes y además ACABARON en esa operación con el temido MRTA, sino que además se han allanado al caviaraje internacional y permitido que se siga hostigando sin justificación a los que intervinieron en esta operación.
A todas luces los terroristas estaban ya muertos desde el mismo momento en que capturaron la Residencia del Embajador del Japón, su acción era condenada mundialmente y no podían sobrevivir salvo que se hubieran rendido, como no lo hicieron su aniquilamiento en la acción de armas era previsible, mandatorio y necesario.
Desde acá mi admiración y respeto a esos bravos Comandos Chavín de Huántar, mi solidaridad con los dos héroes asesinados en dicha operación y con sus familiares y mi agradecimiento al Sr. Samuel Matsuda por su honroso reconocimiento a los Comandos.
Álvaro Gutiérrez Usseglio
No hay comentarios:
Publicar un comentario