lunes, 15 de febrero de 2010

NOS HICIERON CASO, YA ERA TIEMPO SEÑORES DEL COMERCIO

Se requiere liderazgo para zanjar la crisis militar-policial

Viernes 12 de Febrero del 2010
La advertencia fue oportuna y clara: el problema de los sueldos policiales y militares no se debe seguir tratando de manera improvisada porque, mientras más se demore la solución integral, lo único que se está haciendo es inflar un globo negro que, tarde o temprano, puede estallar con peligrosas consecuencias políticas para la República.
Un primer síntoma de ello es el enfrentamiento entre miembros del gobierno aprista, tal como, destempladamente, lo evidencian las diatribas lanzadas por el canciller García Belaunde y la ministra de la Mujer y Desarrollo Social, Nidia Vílchez, en contra del primer vicepresidente y aliado electoral del oficialismo, Almirante (r) Luis Giampietri, quien a su turno ha sido poco cauto.
TEMA PENDIENTE
El recuento del caso no deja lugar a dudas: este gobierno no ha avanzado en el tema hipersensible de los sueldos y pensiones militares y policiales tal como se comprometió en su plan para el mandato 2006 – 2011. Peor todavía si se recuerda que el propio Presidente de la República reiteró ese compromiso ante la Asociación de Oficiales Generales (Adogen) y ante los altos mandos de los tres institutos armados y de la PNP.
Además, durante la gestión de los ministros de Defensa Allan Wagner, Ántero Flores- Aráoz y Rafael Rey se trabajaron propuestas económicas que generaron expectativas crecientes, pero nunca se implementaron ni para incrementar los ingresos del personal en actividad y en retiro, ni para afrontar la sempiterna crisis de la Caja de Pensiones Militar-Policial.
Debido a esa inacción en el Congreso —y con apoyo aislado de algunos oficialistas— se lanzaron propuestas que pueden ser bien intencionadas, pero que nada solucionan realmente, como el bono extraordinario y un incremento mínimo de remuneraciones.
Con la lógica de cautelar el Tesoro Público y no financiar gastos insostenibles en el tiempo, el Ministerio de Economía indujo a que el Ejecutivo observase tal proyecto, pero sin dar soluciones, y centró el caso en un ángulo espinoso como el de la cédula viva.

TENSIONES ACUMULADAS
Ante el empantanamiento, y luego de largos años de reclamaciones desatendidas, el conjunto de militares y policías ha hecho conocer su malestar a través de las respectivas agremiaciones. Incluso se está insistiendo en la posibilidad de un paro el próximo mes de abril.
En este contexto es que, en vez de convocar a un mecanismo de concertación urgente y prudente, desde el oficialismo se lanzan las diatribas en contra de su propio aliado electoral, en lo que parece ser una peligrosa comedia de insensateces. A su turno, el mismo Giampietri persiste en una actitud que, si bien puede entenderse en un marino que defiende la institución castrense, peca de imprudente al romper lo que debe ser la unidad conceptual de un gobierno.
Y mientras ello ocurre, en la base de los militares, sobre todo retirados, ya se oyen prédicas que ahondan más el descontento.

SOLUCIONES INEVITABLES
La historia demuestra que los problemas políticos y sociales nunca se resuelven por obra de un milagro. Por eso hoy, en vez de relativizar la gravedad de la crisis, se necesita que el gobierno de una vez por todas convoque a los interesados y se ponga a trabajar en una solución integral del caso.
Esa solución no puede centrarse únicamente en la cuestión salarial. El problema policial y militar tiene un marco mucho mayor, que consiste en que el poder político democrático defina qué tipo de FF.AA. y Policía requiere nuestra patria. Sobre esto hay antecedentes importantes: la misión francesa que organizó al Ejército —hasta entonces desarticulado— en 1896; y las misiones, una norteamericana y otra española, que reorganizaron la Marina de Guerra y la Guardia Civil en la década de 1920. Hoy, claro, no se necesitan misiones extranjeras, pero sí una reforma profunda que supere la dicotomía civil-militar.
Precisado eso debe procederse a la modificación de todo el esquema remunerativo con plazos y metas, sin plantear homologaciones imposibles en un Estado que todavía padece de mucho desorden en su servicio público. Solo entonces sí podrá exigirse que se subsane el vacío constitucional en torno a la cédula viva, que hoy objetivamente cautela más el interés de los jefes y oficiales en retiro, antes que el de los subalternos.
Consideramos además, que nadie en su sano juicio podría objetar una reforma integral, incluyendo la pérdida de algunas prerrogativas, si el Gobierno perfila por lo menos una luz al final del túnel. O, dicho de otro modo, sí es factible llegar a acuerdos para que la solución económica no sea traumática para el fisco, sino que pueda financiarse en un plazo prolongado, tal como en su momento se hizo con la deuda externa.

LA DEUDA SOCIAL
En la base del raciocinio político que debe orientar la búsqueda de soluciones, subyace un principio que nadie debe olvidar: este gobierno no puede dejar de atender la gravísima deuda social que se ha venido acumulando a los largo de muchas décadas.
En el caso de los militares es cierto que especialmente bajo el montesinismo se permitieron esquemas de corrupción; pero la sanción a las cúpulas de entonces no debe hacer que se pierda de vista el derecho legítimo a remuneraciones y pensiones jubilatorias decentes de quienes visten el uniforme de la patria y ponen en riesgo su vida. Miles de familias dependen de que el Estado —por definición único y continuo en el tiempo— honre la deuda que tiene con ellas.
Hay, claro, muchos otros casos, pero también está, por ejemplo, el de los maestros de las universidades públicas que —proporcionalmente a los militares y policías, aunque sin la misma capacidad de protesta— necesitan que se los atienda.
El Comercio invariablemente está de acuerdo en que no se afecte el equilibrio fiscal, que se actúe con responsabilidad en la administración estatal y que no se hipoteque el futuro con medidas populistas.
Pero El Comercio también está invariablemente alineado con las grandes causas populares y hoy reitera lo que ha dicho a lo largo de sus 170 años de existencia: los problemas del Perú deben resolverse oportunamente y bajo compromiso de quienes tienen las riendas del poder democrático, porque literalmente patear los casos complicados para que los atienda el siguiente gobierno es una actitud irresponsable.

"Las Fuerzas Armadas han estado postergadas desde hace muchos años"
RESPONDE FRANCISCO VAINSTEIN. PRESIDENTE DE LA ALIANZA PARA LA REIVINDICACIÓN DE LAS FF.AA. Y LA PNP
Sábado 13 de Febrero del 2010
¿Las Fuerzas Armadas buscan la homologación de los sueldos de los generales con los de los ministros?
En absoluto. Lo que se estudió cuando era ministro de Defensa Allan Wagner es una reestructuración, una transposición del D.S. 213-90-EF, que mantenía su espíritu. En una comisión, presidida por la doctora Nuria Sparch, e integrada por representantes de Personal y de Economía de las FF.AA. y de la PNP, se estableció una reestructuración de remuneraciones en cinco etapas. En la etapa final, un general terminaría percibiendo 4,5 unidades remunerativas del sector público, que equivalen a S/.11.700 y que tienen cierta equivalencia con el 75% de los S/.15.600 que ganan los congresistas. Lo que apoyamos en la Alianza es el trabajo de la comisión dispuesta por el ministro Wagner.

¿Cuánto dinero le demandará al Estado aplicar este proyecto?
Como este es un proyecto del 2007, inicialmente se hablaba de S/.5.595 millones. Hay que restarle S/. 720 millones que corresponden a aportes del Estado a la Caja Militar-Policial. También importantes aportes al fondo de salud. En esto los técnicos deben ser honestos y explicarle bien al público. De esta suma hay retornos al Estado. El Estado recibe un incremento de Impuesto a la Renta. Le aumentan a usted el sueldo y tiene que pagar más. Ahí son como S/.245 millones. Todo ese dinero que se recibirá estará afecto al Impuesto General a las Ventas. Con lo cual el monto final quedará reducido a aproximadamente S/.4.180.

¿En cuántos años tendrían que aplicarse estos aumentos progresivos?
Inicialmente la propuesta del acta decía cinco años. Si el crecimiento y las condiciones en que se encuentra el país así lo permiten, será en cinco años o pueden ajustarlo, pero con honestidad, no patearlo cinco años más para que haya otra etapa. Lo importante es que se dé un mensaje de voluntad política.

¿En qué porcentaje sería el incremento para el personal subalterno y cuánto para generales o vicealmirantes?
El incremento sustantivo está para el grado de comandantes, mayores, y los técnicos y supervisores, que van a tener un incremento de 140%. Para los generales y coroneles el incremento será del orden del 30%.

¿Ustedes tienen alguna sugerencia de dónde podrían salir los recursos?
Yo creo que el Ejecutivo está más que capacitado para hacerlo [ver de dónde salen los recursos]. Todos sabemos que hay contingencias en todos los sectores. Hay maneras de ajustar el cinturón en algunos sitios para poder dar este primer paso en la reestructuración.

¿Por qué aumentarle a las FF.AA. y PNP y no a otros sectores como médicos o maestros?
Los maestros y médicos han tenido su sistema remunerativo mejorado. Me parece que, en promedio, del 2001 a la fecha se han incrementado en 100% en relación con lo que tenían. No es el caso de las FF.AA., que están muy postergadas desde hace muchos años.

UNA OPINIÓN RESPETABLE
Otra vez y en su pàgina Editorial de hoy (12feb2010), El Comercio desinforma a la opiniòn pùblica con el supuesto desembolso de S/ 5,595 Millones de Soles anuales. Dice despues, estar de acuerdo con la atenciòn de una soluciòn integral (la cual, se refiere a un redimensionamiento de las FFAA y PN, que incluye la eliminaciòn de la cèdula viva) y que la soluciòn al impase de sueldos obviamente no afecte el equilibrio fiscal.
Claro, habiendo dejado primero el veneno, cualquier lector, con la idea de que son los cinco mil millones de soles anuales los necesarios para atender nuestros reclamos, diràn.... ¡què abuso de los militares!.
Los señores del Comercio no ocultan el sesgo que tienen a favor del gobierno y es fàcil de entender el peso que tiene el avisaje que le dan. Dicen del Almirante Giampietri que fue imprudente al contestarles a los que se manifestaron contra èl y que no debiò romper la unidad conceptual del gobierno con las declaraciònes que hizo a favor de las FFAA y PN. Pamplinas... rosquetes. Que respuesta pudo haberles dado, con los calificativos extremos que le dieron a èl.
Estoy alistando torpedos. Todos los tubos listos para la acciòn.
Paco Garfias

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