martes, 28 de junio de 2011

ALAN GARCIA: ENTRE LA FARANDULA Y EL PATRIOTISMO

Gral. EP. Carlos Chamochumbi Mundaca
El ámbito artístico peruano ha tenido y tiene muy dignos representantes y cuyo reconocimiento, día a día, crece a nivel internacional.

En esta oportunidad me referiré a dos luminarias de la farándula “ARTURO ZAMBO CAVERO” y “ANALI CABRERA”, ellos ya descansan en la paz del señor y se han ganado un merecido sitial en la historia musical y artística del Perú.

El 9 de octubre de 2009 falleció Arturo Cavero Velásquez, “el zambo Cavero” y el Perú entero le rindió un sentido y reconocido homenaje. El Presidente de la República, en un acto inusitado, paseó el féretro del zambo Cavero en la calesa del Palacio de Gobierno, destinada exclusivamente a trasladar el féretro en las exequias de los presidentes y ex presidentes de la República, otorgándole además la “Orden del Sol” en el grado de “Gran Cruz”. Meses después un helicóptero de la FAP fue abatido en la zona del VRAE muriendo toda su tripulación, cuyos cuerpos fueron destrozados y quemados por las hordas asesinas del narcoterrorismo. Luego del penoso rescate de los restos chamuscados de estos héroes de la paz y su traslado a Lima para su cristiano entierro, no merecieron un mínimo de la atención de parte del presidente García, supuestamente el Jefe Supremo de las FFAA y la PNP, para quien, al parecer, cualquier cosa es más importante que dedicarle un momento para acompañar la frustración que siente la familia militar policial cuando mueren algunos de sus miembros defendiendo a la patria del flagelo narco-terrorista.

Hace unos días, el 21 de junio, falleció luego de una larga y penosa enfermedad Ana Luisa Cabrera Villareal, nuestra inolvidable “Analí Cabrera”, motivando una gran consternación en toda una generación, que disfrutamos de sus grandes dotes artísticas y de una vida sana y ejemplar, circunstancia muy triste pero que acapararon la atención de los diversos medios de comunicación sin excepción; oportunidad que no podía dejar pasar el Presidente de la República, paseándose como Juan en su casa en el velatorio de Analí, a quien identificó como la “novia de todos los peruanos”. Sin embargo días previos al acto electoral del 5 de junio, cinco valerosos miembros del Ejército fueron emboscados y asesinados por una columna de narco terroristas en el Cuzco, otro gran dolor para la familia militar policial, pero que por supuesto tampoco mereció un mínimo de atención del inquilino de Palacio de Gobierno, quien anda muy ocupado cumpliendo su amplio programa de inauguraciones, sin importarle los muertos de Puno, como tampoco le importó la muerte de decenas de miembros de nuestra Policía Nacional y de nuestros hermanos indígenas en el Baguazo; producto de la indolencia, prepotencia e incapacidad del gobierno. Quizás porque para el Presidente García las comunidades indígenas y andinas son peruanos de segunda categoría y seguramente también para él también lo son los miembros de las FFAA y la PNP, quienes son enviados al matadero, mientras el Presidente de la República, sigue con su vida cotidiana, sin importarle que el Perú sangre por doquier.

Qué diferencia con la actitud asumida por el Presidente de Colombia Juan Manuel Santos, quien sale en defensa de sus mandos militares y policiales cuando rechaza con firmeza la determinación de la Corte Suprema de Sucumbíos, de llamar a juicio a los Comandos de las FFAA que participaron en el bombardeo de una base terrorista de las FARC en territorio ecuatoriano que terminó con la muerte del delincuente y jefe terrorista Raúl Reyes. El señor Presidente Juan Manuel Santos, públicamente ha asumido la responsabilidad de la operación contra Raúl Reyes, manifestando que dicha operación fue una decisión de Estado y en consecuencia la defensa de los mandos militares y policiales es también un deber del Estado. En cambio en el Perú los responsables se burlan de la justicia en el caso de la matanza de los penales, en el Moqueguazo, el Baguazo y ahora el Punazo, abandonando a militares y policías en las denuncias judiciales pero eximiendo de las mismas al entorno partidario y de gobierno.

Hoy día el dirigente aymara Walter Adubiri, se burla de policías, fiscales y jueces, impone su agenda subversiva mientras el Presidente de la República continúa con sus inauguraciones insulsas, jaranas y comilonas, olvidándose que debe seguir gobernando al país hasta el fin de su periodo y asumir su responsabilidad frente a los graves conflictos sociales y políticos que vive el país.

Alan García y su gobierno será recordado por la familia militar policial por jamás demostrar un mínimo de consideración y sentimentalismo por nuestros colegas caídos en armas y sus familias. Por jamás haber asistido a un velatorio de nuestros héroes militares y policiales de la paz y la democracia.

El actual gobierno será recordado por los sueldos de hambre a que sometió a quienes visten el uniforme de la patria, por la venta desesperada de bases y cuarteles, por su insistencia en eliminar la pensión renovable y su permanente actitud mezquina e insana y el abandono total de la defensa nacional, el orden interno y la seguridad ciudadana.

Quizás la historia será la encargada de hacer justicia de tanto agravio y prepotencia de quien constitucionalmente debió asumir con firmeza y liderazgo el rol de Jefe Supremo de las FFAA y la PNP, como lo demuestra ahora el señor Presidente de la hermana República de Colombia.

Sólo nos queda esperar que el nuevo gobierno del Comandante Ollanta Humala, supere esta desastrosa experiencia del gobierno que se va y volvamos a cantar con el pecho henchido de patriotismo nuestro hermoso himno nacional, el mejor himno del mundo.

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