domingo, 21 de febrero de 2016

LA DEBACLE DEL PRESUPUESTO MILITAR Y POLICIAL

Juan Mendoza: La debacle del presupuesto militar y policial

La provisión de defensa nacional y seguridad interna es escasa e ineficiente. Somos incapaces de controlar nuestro territorio. El ciudadano de a pie vive asediado por los delincuentes que actúan con impunidad y atrevimiento. ¿Qué explica esta lamentable situación?
La razón central es la insuficiente asignación de recursos. Según el Stockholm International Peace Research Institute, entre el 2010 y el 2014 el gasto militar ha sido 1.3% del PBI en el Perú, en comparación a 2.1% en Chile, 3.3% en Colombia y 2.9% en Ecuador. Asimismo, entre el 2006 y el 2014, el gasto militar, como porcentaje del presupuesto del gobierno general, ha sido 6.5% en el Perú, 10.1% en Chile, y 8.4% en Ecuador. La participación del Ministerio del Interior en el presupuesto total ha caído desde 8% en el 2000 a menos de 6% como promedio de los últimos años. Chile, con cerca de la mitad de nuestra población, asigna 4 veces más presupuesto a las cárceles que el Perú.
Y no solo asignamos poco a defensa y seguridad, sino que lo hacemos con una estructura de gasto anacrónica, reminiscente de los ejércitos de siglos atrás. El gasto corriente ha representado cerca del 90% de los presupuestos de Defensa y del Interior como promedio entre el 2000 y el 2013. Por ello, el grueso de nuestro armamento tiene décadas de antigüedad, y 2 de cada 3 comisarías no tiene acceso al sistema de denuncias policiales.

Pese a que este gobierno, en un indudable acierto, ha incrementado las remuneraciones militares y policiales, aún hay mucho camino por recorrer. Los militares y policías colombianos y ecuatorianos perciben entre el doble y el triple que sus pares peruanos. Y las pensiones militares y policiales son las más bajas de la región, luego de la equivocada reforma previsional del 2012.
¿Adónde queremos llegar con militares y policías mal equipados y remunerados? ¿Queremos poner en juego la viabilidad misma del Estado-Nación renunciando a la provisión de sus funciones esenciales?


Las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional son instituciones arquetípicas que debemos fortalecer. Aquellos que las han mancillado con actos de corrupción deben ser castigados ejemplarmente. Pamela Acosta ha escrito un excelente artículo sobre el daño que Montesinos y sus secuaces le causaron a la institucionalidad militar. Nunca más debemos dejar que episodios similares ocurran en nuestro querido Perú.
Pero justos no pueden pagar por pecadores. Urge asignar más recursos a la defensa nacional y a la seguridad pública. ¿Qué dicen los candidatos?

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